Hoy he hecho un nuevo amigo. Se llama Edu.
Sus padres son sordomudos, y él tiene 3 años.
Es super bajito, moreno y tiene unos poquitos dientes.

Mientras esperaba por sus padres en el super,
el niño me pidió que le hiciese un avión con un papel.
Yo venía de clase así que me pare con él.
Hacía años que no ejercía mis dotes de papiroflexia
así que puse todo mi empeño, y el avión apareció.
Era aerodinámico, un poco tuerto...
Se puso tan contento, empezó a gritar y a darme besos.
No dejaba de gritar y de darme besos, tiraba el avión y sonreía.
Me lanzaba el avión a la cabeza
y yo hacía que me dolía mucho y él se tiraba en el suelo de la risa.

Edu me dijo que tenía una voz bonita,
y me dijo, que sus padres no tenían voz,
que hablaban con el corazón.

Ellos estaban allí, y se comunicaban con signos.
Me dieron las gracias, y le dijeron a Edu que me diese las gracias.
Edu obediente me vio y con una sonrisa me dijo: GRACIAS GRACIAS, vente con nosotros.

Me puse tan feliz,
los niños, me hacen feliz.

Edu, con sólo un papel me enseñó que la vida hay que tomársela con una sonrisa.
Pase lo que pase.
Por pequeño que sea, hay que agradecerlo.
Los problemas están ahí para enseñarnos lo que de verdad es importante.

Los besos y el abrazo de Edu,
lo único verdadero que he recibido en mucho tiempo.

Los niños saben lo que de verdad es importante.

1 comentario:

  1. Y los niños son los únicos que actúan con el corazón, los únicos que aún no están contaminados...
    Yo, que soy pesimista por naturaleza, no me sale otra cosa que entristecerme.

    Un abrazo, me ha gustado mucho esta entrada.

    ResponderEliminar