
El ser-en no es, una peculiaridad que unas veces se tenga y otras no, o sin la cual se pudiera ser tan perfectamente como con ella.
No es que el hombre sea y además tenga una relación óntica con el "mundo" que se añada ocasionalmente.
El ser-ahí nunca es primero un ente exento de ser-en, por decirlo así, que tendría a veces el capricho de echarse a cuestas una "relación" al mundo.
Echarse a cuestas relaciones al mundo sólo es posible porque el ser-ahí es como es en cuanto ser-en-el-mundo.
Esta estructura de su ser no es el simple resultado de que además del ente del carácter del ser-ahí sea aún ante-los-ojos otro ente y áquel venga a coincidir con éste.
"Coincidir con" el ser-ahí sólo es posible a este otro ente en tanto que el dado mostrarse por sí mismo dentro de un Mundo.
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