"La exigencia de ser escuchado:
1. Un hombre que no tiene prisa, que se suicida arrojándose a las ruedas del vertiginoso rodar.
2. Un hombre que valora, sin dejarse contaminar por los cálculos o por la posibilidad de ganar o perder.
3. Un hombre que no siente que pierde el tiempo y que, por eso, tiene tiempo, que gana el tiempo que pierde, que queda en posesión de esos momentos que los más consideran una pérdida.
4. Un hombre que medita acerca de un futuro que no vislumbra en absoluto, del que no se hace, ni puede hacerse, una idea; que convierte esa meditación en un modo de vivir el presente, desde el que percibe la tremenda oquedad de un futuro que no ve, pero en el que cree, para hombres que ni siquiera puede imaginar.
5. Un hombre que sigue pensando mientras lee y que sabe por eso leer entre líneas, como antídoto a la maldición ilustrada de los sobreentendidos.
6. Un hombre, por fin, capaz de olvidar ante lo que lee su yo y su cultura, que, sereno, permenece en sí mismo mientras lo que lee le saca de sí y de lo suyo.

La soledad no pudo ser nunca una meta aceptable para Nietzsche. Por un lado, nada despecia Nietzsche con tanta intensidad como el vano orgullo de hombre, feliz en la soledad de su tarea, encontrando algún consuelo en la práctica desinteresada y en la solitaria contemplación de la verdad.

También lo sabía Zaratustra: "En el propio amigo debemos tener nuestro mejor enemigo. Con tu corazón debes estarle máximamente cercano cuando le opones resistencia"
Saber ser persona, quien acepta en sus amigos sus enemigos, y decide continuar."

Cinco prólogos, para cinco libros no escritos.

PD: Descanso porque es más fácil desaparecer. Y es más fácil tomar el camino fácil.

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