tiempo de los árboles.

















Cuando una persona aparece en tu vida,
todo se muestra como cuando ves una ventana desde lejos.
Una vez decidida, te asomas y ves todo lo demás.
Puede que lo que haya visto desde lejos,
no se parezca en nada a lo que hay en realidad ahí fuera.
Pero es algo de Valientes, solo los que se atreven a asomarse
saben que lo encuentran es Real.

Yo desde tu ventana he visto al árbol en flor,
he visto al árbol verde, y he visto al árbol sin hojas.
De todos modos, sigue siendo el mismo árbol, a pesar de que hayan pasado ya varias estaciones.
Cada primavera se asomaba ante nosotros dándonos los buenas días con el sol.

A pesar de todo cambio, y a pesar de que ninguna estación es igual,
estoy aquí, igual que él.
Pasmada ante este árbol.

Pensando en su grandeza y al mismo tiempo en sus rarezas.
Y es que todo tiempo y todo cambio es poco.
El tiempo de los árboles, no corre al mismo tiempo que la aguja de un reloj.
El tiempo de los árboles es más pausado, todo va más despacio.

Pero a pesar de su lentitud, van creciendo.
Al igual que crecen las relaciones humanas.
Casi sin darte cuenta un día miras atrás,
y ves todo ese camino recorrido, esas estaciones que han pasado.

Un año más, el tomo de la Casa da Música esperar amontonarse entre mis libros,
forrmando parte de mi sagrada Estantería.

Y aunque es un gesto sin sentido, casi invisible para el ojo humano,
y casi imperceptible entre mis libros, hay una persona entre muchas,
que sabe que eso supone mucho esfuerzo de corazón.
Cuesta tener ese libro, más que cualquier otro.

A pesar de que lo haya hecho sin querer,
he dejado al tiempo pasar, tan despacio...

Pero no ha importado en absoluto,
ha pasado sobre mí como si fuese un árbol.
Y para mí lo más puro y real que tengo hoy,
es ese tiempo que ha cambiado todo de mí.
Es como algo intangible que ha crecido aquí.
Y creerme, que en realidad es lo más bonito que he tenido nunca,
porque es real, he podido sentirlo, he podido sufrirlo, y he podido odiarlo.
Cuando acabas teniendo algo así, acabas encontrando tu propio tesoro.
Sabes que pesa, que cuesta, pero es algo tan grande que no consigues desprenderte de él.
Sabes que te traerá problemas, puede que te cueste amistades,
y que incluso te rompa la espalda al caminar.
Un día lo tiras, pero al fin y al cabo era tu tesoro, puedes caminar millas y millas sin él,
que acabas echando de menos su Pesar, y acabas volviendo atrás esperando que nadie haya arrebatado ese tesoro que has tirado a la orilla del camino.

Pocas personas, después de asomarse a la ventana,
consiguen valorar el tiempo que pasa sobre el árbol,
en realidad es más real,
nos ha convertido en invierno o primavera,
pero al fin y al cabo, siempre somos el mismo árbol.

Y ese tiempo, es lo más valioso.
Nos ha construido, y nos ha convertido en esto que se ve hoy desde la ventana.

1 comentario:

  1. Es una sensación extraña la de conocer a alguien. De la primera impresión, y de lo que finalmente queda. Lo extraño , ahora conocido y lo conocido a veces desconocido con el paso del tiempo.

    * Yo también pienso como tú en el comentario que me has dejado de que siempre hay q arriesgar. El no ya lo tienes :)

    ResponderEliminar