No voy a tener hambre hoy.
Voy a la bandeja de entrada y busco entre todas,
la que más se aproxime a este momento.

FOG.


Me siento niña hoy.

Más niña que nunca.
Quiere gritar y dar golpes.
Quiere romper todas las cosas.
Quiere llorar y tirarse en el suelo sin moverse.
Quiere tener una varita mágica
y cambiar todo eso que no le gusta.
Quiere tirarlo, pisarlo, pegar...

Pero abro los ojos
y todo sigue en el mismo sitio.
No ha servido de nada mi rabieta mental.

Los libros siguen amontonados
mirándome con cara rara.

- COBARDE

¿Cobarde? ...

Pues sí.

Sigo sin ser capaz de
soltar palabras sinceras.
Que salgan de ahí
del corazón.

Porque me cuesta tanto
decir.
Siempre hago y no digo.
No digo y hago.
O digo: NO VOY A HACER.
Y lo hago.
O digo: LO VOY A HACER
y no lo hago.


Cobardía o
contradicción...

Soy contradictoria
no hay compensación,
entre lo que digo y lo que hago
pero sí entre lo que siento y lo que hago.
Pero nunca entre lo que siento y lo que digo.
Nunca acabo de decir lo que realmente siento.
Menudo lío. ¿Me sigues?

Y así, se amontonan los libros.
Como las palabras que no digo.
Que sin querer se resbalan por mi cara
cuando ya no pueden amontonarse más ahí dentro.

Digo: voy a irme.
Y no me voy.

Digo: no quiero irme.
Y me voy.

¿Qué pasa Amanda?
Que pasa en ese corazoncito
que tienes lleno de palabras que no salen.

Qué quieres decir que no dices...
Qué quieres hacer que no haces...


No echarle de menos.
No querer leer todos los libros de su mesilla de noche.
No esperar a que entre por la puerta con una sonrisa gigante.
Si no ver su sonrisa gigante al lado de mi camino.
No tener que volver y encontrarme con una habitación húmeda y vacía.
No echarle de menos.
Pedirle cafés todas las mañanas.
Entrar corriendo en casa
y saber que va a estar ahí.

No llorar cuando no me ve.
No esconderme.

Pero como no digo,
me toca hacer.

Y me toca volver a la habitación húmeda y vacía
a hacer lo que se supone que tengo que hacer
y a hacer lo que se supone que todos esperan de mí.

Y una vez te dije,
Aquí tienes mi corazón,
tómalo y haz con él lo que quieras.

Y tu lo cogiste...


Amapolas, las flores rojas
eran amapolas.
Y en cuanto las arrancas,
no duran nada...
Por eso cuando las arrancamos,
no aguantaron ni hasta casa.

Así parecido, es mi corazón.
En cuanto lo coges,
no aguanta ni hasta casa...

Hoy se va a quedar
por algún paraje de castilla...


Pero le quiero,
como cada día nuevo.
Como un viento fresco,
como algo recién comprado,
como el sol de la terraza.

No porque lo haya escogido yo
no porque no haya nada mejor,
no porque no haya encontrado algo más
no porque sea el único.
Es más sencillo que todo eso...

Porque soy feliz cuando está cerca
todo tiene mejor color
lo llevo mejor...
Porque si está bien,
yo estoy tranquila...

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