Ser niña.

Ser niña.
Es una de las cosas que estoy haciendo ahora mismo.

Y que hago cada día.
Es un ejercicio que ninguno de nosotros debería olvidar.

Este es uno de los primeros libros que leí en mi vida,
después de todos los de Disney, claro está.

Me lo regaló mi hermana, cuando era niña, demasiado niña
para entenderlo.

Recuerdo que uno de los relatos me hizo llorar muchísimo,
le aparecí a mi madre con el libro entre las manos
y llorando diciendo que "Mi hermana era mala"
El libro eran tan triste para mí por aquellos años...

Mi madre se conmocionó toda, y le dio la mítica charla a mi hermana mayor,
sobre la clase de libros que se le regala a una niña tan pequeña.

Pero ese libro, es uno de los recuerdos más nítidos que tengo de mí misma.
Recuerdo que le cogí tanto cariño,
que lo forré con el típico plástico que se usaba en el colegio,
y me quedo todo lleno de grumos.
Lo tenía siempre cerca, y volvía a leer el capítulo triste.
Siempre que me preguntaban sobre mi libro favorito,
yo repetía: CORAZON, de Edmundo de Amicis.
Mucha gente me miraba con cara rara,
pero en realidad todos conocemos ese libro y esa historia.

En una mudanza, se perdió de vista.
Lo estuve buscando como una loca hace unos años,
para volver a leerlo y no lo encontré.

Lo gracioso es que la última vez que fui a Madrid,
estaba con la susodicha hermana mayor,
paseando por Gran Vía,
cuando en un puesto de libros a un euro nos pusimos a rebuscar.
Después de pescar 3 libros, lo vi.
Leí: CORAZÓN.
Y me abalancé como una loca sobre él.

Mi hermana y yo recordamos cosas bonitas.
Un euro puede hacerte muy feliz,
un día cualquiera.

Algo viejo puede hacerte muy feliz,
el caso es guardarlo y no perderlo.
Puede que en una larga época de nuestra vida,
despreciemos ese algo.
Pero ese algo que nos ha hecho tan felices,
al volver a tenerlo cerca,
nos vuelve a hacer felices.
Lo perdí, y lo volví a encontrar.

Ahora tengo Corazón en mi gran estantería.
Se ve desde la cama.
Es tan especial para mí,
que quiero leerlo de verdad con corazón de niña.
Porque estoy segura de que solo leyendo con corazón de niña,
voy a lograr ser feliz con ese libro otra vez.

Así que lo tengo reservado,
para cuando acabe mi época de agobios
(los niños no se agobian).

Sentarme en la playa,
y volver a ser feliz.










No hay comentarios:

Publicar un comentario