Paulatinamente
los movimientos van ejerciendo presión hasta que te quedas comprimida contra
una pared. Piensas, ¿en que extraño momento de mi vida estuve yo antes
comprimida contra una pared?
Oh
sí, claro, como olvidarlo.
Y
sigues.
Vuelves
a pensar en el extraño movimiento de mis movimientos, asimétricos para que
negarlo y un tanto rebuscados. La música ha invadido todos los sentidos y
esferas de mi vida, incluido el sexo más arduo.
Ha
dejado de importame el COMO, el DONDE, el QUIEN, el CUANDO, el QUE...
¿que
coño importa ya?
Te
mueves, eso es lo que importa. Te mueves de un lado a otro. Ejerciendo presión
en los demás.
Te
mueves y nadie puede seguirte. Por seguir no me sigue ni mi sombra. Se ha
quedado ahí reflexionando debajo de un árbol.
Puta
niña ingenua.
Me
encanta el contrabajo de esa canción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario