Todas las puertas se abren.

Pues verás,
cierra bien los puños y apriétalos fuerte,
deja de respirar hasta casi ahogarte y ahora grita fuerte:
Yo tengo la llave, yo ya puedo entrar.
Ya me puedo olvidar, de todo aquello que me ha hecho mal.
Yo tengo la llave, yo ya puedo entrar.


Yo tengo la llave, todas las puertas se abren.

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