“Como la sombra que quiere despegarse del cuerpo,
como la carne que quiere separarse del alma,
así quiero ser olvidada”.


Es una noche especial, y como otro día cualquiera me meteré en la bañera con jazz tranquilo escuchando un contrabajo.
Después de una hora, seguramente haga la cena desnuda. Cenaré delante del ordenador, leyendo cualquiera cosa de alguna práctica o viendo una película o serie en inglés. 
Después mi madre me llamará. Me dirá cuanto me quiere y me sentiré feliz porque ahora lo único importante en mi vida es eso: mi familia y yo. 
Después probablemente me meta en la cama con algún libro y haremos el amor hasta bien entrada la noche. Miraré por la ventana como de costumbre la vida de mis vecinos.  Soñaré con mi vida y mi futuro. Soñaré con no ser ahora quién soy y ser otra cosa con alguien a mi lado. Después tendré pesadillas, con que una persona interrumpe la paz de mi corazón y se acaba llevándolo todo. Después volveré a soñar con mi paz de espíritu y todo lo que quiero conseguir. 

Me levantaré y como otra día cualquiera, mis ojos serán los mismos en el espejo. 

Hoy me han hecho un buen regalo, aunque ni siquiera lo han sabido. 
He compartido la tarde con una persona a la que cada día aprecio más y que conozco desde hace varios años ya. Hemos hablado del futuro, y me ha instado a cumplir mis sueños. Cueste lo que cueste. 
No me han llamado ni loca, ni ingenua soñadora, ni estúpida, ni testadura o rígida. Ni siquiera me ha llamado nada, algo más que difícil en los tiempos que corren, en que las personas tienden a poner adjetivos a todo lo que se les propone.

Me ha mirado a los ojos y me ha dicho seriamente: Sinceramente, no te veo en otro lugar que no sea ese, no te veo haciendo otra cosa que no sea esa, y tu que tienes esa capacidad para moverte, para transformarte, para superarte, para ser como el agua, debes ir y hacer lo que dices. Volver, pedir un crédito y hacer lo que quieres hacer. Porque pocas personas tienen la capacidad que tu tienes, para moverse. Tu te adaptas a lo que te ponen delante. Así que ve, y adelante. Lo harás bien para ti misma, y eso es lo más importante en la vida. La felicidad reside en eso.

Así que sin más dilaciones y con un café delante, he decidido mi futuro.Y mi querido amigo consejero, me ha regalado un gran consejo.  
¿Qué más puede una pedir?  

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